domingo, mayo 15, 2005

Nuestra sangre

Amo la voz del agua que toca las piedras,
el portón abierto de la roca,
el río que espera un caracol descalzo
camino al festejo febril de los torrentes.

Esa es la huella que habita mi memoria:
el día más feliz que compartimos,
portadores de los dones del bosque y de la danza
creamos con los pies constelaciones.

En espejos de agua nadamos los cuatro:
Baco y Olivo, Fauna y Primavera.
Hojas y flores para los reyes y reinas
coronados en Amatlán de Quetzalcóatl.

El pacto germinó bajo el furor de la espuma:
galácticos los vínculos con el sol y el universo.
Y en el cuerpo múltiple de la hermandad
abrimos ocho ojos.

El aire onduló su manto de hojas.
Se tejieron nuestras manos bajo el cielo.
Brotaron las voces como un tronco vivo
y la noche proclamó nuestros poderes imperiales.

Desde entonces nos supimos poseedores
de conjuros y sortilegios,
para ocasionar sobre la heredad y los cultivos
rojos latidos de música.

Luna hermana, corazón de las estrellas.
Astros bellos, con el sol en la mirada.
Somos cuatro hechiceros de los bosques
y sagrada es la flor de nuestra alianza.

1 Comments:

At 5/16/2005 11:28 a.m., Blogger marisa negri said...

hola maría!
soy marisa, de buenos aires...parece que coincidimos al menos en el amor por la poesía chilena, pablo de rokha ese loco desmesurado y pasional viene marcando mis huellas...
un abrazo

 

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