Corte
El amor, 2007.
Es tan triste extraviar las semillas más claras,
la verdad y las frutas, las enredaderas.
Dejar caer a un abismo
las agujas enhebradas, la leña que aún está verde
y las carcajadas más hermosas del mundo.
Hay que llorar a gritos por tantos sueños perdidos,
por un amigo entrañable que no pidió permiso
y se fue de la vida sin dejarnos dirección para escribirle.
Es demasiado pronto para entender siquiera cómo será el borde de su ausencia.