lunes, septiembre 05, 2005

Cartas

Para Javier Bello y Luz A. Martínez

Supe de inmediato que Luz no estaba cerca
porque el día entero fue una sola nube de cielo,
tan oscuro el asombro y tan cerca del verano
que hasta temblaron los vidrios de las casas de una planta.

Hoy sin Luz, pero con nubes,
estoy más abierta que un pozo:
él tira de los hilos invisibles que nos unen
y me desgaja, a mi,
que no soy tan alta,
que no tengo más que una forma singular de ver el mundo
(siempre de lado)
y a pedacitos
me sorbe el seso como si bebiese flores.
Presagio madurez de corazones en el viento sembrados.

Presiento que, como yo,
él es más blando de lo que aparenta
y más dulce de lo que puede soportar
(a pesar de sus constantes evocaciones a la orina).
Y me estrujo para no declarar mi amor al territorio
porque perder el miedo al frío es una cosa
y desnudarse con luna llena más bien suena a carne vulnerada.


Respiro y me vuelvo a la ventana.
Tengo cada palabra suya atesorada y la trepo en la cola larga
de un cometa destinado a deshacerse en el océano.
Ahora sé que sí me has visto,
que me hiciste dormir entre tus alas
y que escribiste en mi espalda
una profética sentencia en un lunar:
yo vendré, mañana siempre, como amanecer de un ojo claro,
como desayuno reparador y calentito,
como caracol errante de su casa.

Vendré
a recoger el néctar derramado,
la palpable humanidad que logra atravesar estos hilos conductores sin doblarse,
a buscar, por primera vez, el significado
milagroso de la palabra
correspondencia.

2 Comments:

At 9/05/2005 8:08 p.m., Blogger Maria Caracol said...

Gracias por leer!

 
At 9/05/2005 10:41 p.m., Anonymous Anónimo said...

Es hermoso poder sentirte el alma y maravilloso ver con tus letras tu universo,sigue escribiendo porfavor!!

 

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